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Pruebas de resistencia a los antibióticos y su interpretación: del CLSI al EUCAST


A inicios de la década de los 80, el estudio de pruebas de sensibilidad antifúngica no era un tema muy desarrollado en el campo de la investigación científica. No hasta 1985, cuando el Comité Nacional de Normas Clínicas de Laboratorio (NCCLS por sus siglas en inglés) realizó una encuesta a diferentes laboratorios sobre el tipo de pruebas de sensibilidad antifúngica empleadas, se descubrió que la mayoría de laboratorios utilizaban una metodología muy variada. A partir de ese momento, el NCCLS ha venido publicando una serie de documentos sobre estándares prácticos de laboratorio clínico.

En un principio, las prácticas de servicio de laboratorio del NCCLS eran aplicadas a nivel nacional en los Estados Unidos. Sin embargo, en muchos países de América Latina, entre ellos Ecuador, se hace uso de estos documentos debido a que no cuentan con normas establecidas sobre puntos de corte, antibiogramas o pruebas de sensibilidad. Los profesionales de estos países siguen las normas promovidas por esta institución, puesto que tienen aceptación a nivel internacional. Por está razón, en 2005, el NCCLS cambió su nombre por Instituto de Estándares Clínicos y de Laboratorio (CLSI por sus siglas en inglés) con el objetivo de elaborar normas consensuadas que responden a las necesidades de la industria, el gobierno y los especialistas, para mejorar la calidad en la atención médica a nivel mundial.

El CLSI cuenta con varios expertos en la producción de documentos respecto a todas las regulaciones para la elaboración de exámenes de laboratorio. El documento que más se usa en el laboratorio clínico es el CLSI M100. Este indica cuáles son los puntos de corte para las bacterias, cómo se realizan las pruebas de sensibilidad y qué tipos de antibióticos se deben utilizar para cada bacteria, entre otros temas.

Al inicio de cada año el CLSI modifica el documento M100. Jeannete Zurita, investigadora del Hospital Vozandes, comenta que, en 2018, se han realizado algunos cambios a este documento. “Las últimas actualizaciones registradas fueron cambios en los puntos de corte para los Estafilococos coagulasa negativa. También, se definieron puntos de corte para Ceftazidima y Avibactam, los cuales ya están considerados como antibióticos para enterobacterias y pseudomonas. Respecto a las carbapenemasas se eliminó el Test de Hodge. Ahora se debe hacer dos pruebas M100. Así también, hubo un cambio en las nuevas nomenclaturas de Klebsiella aerogenes por Enterobacter aerogenes.”

Por otro lado, existen otras opciones respecto a normas internacionales para el buen funcionamiento del laboratorio clínico. El Comité Europeo de Pruebas de Susceptibilidad Antimicrobiana (EUCAST por sus siglas en inglés) es otra de las entidades que ofrecen manuales sin ningún costo en su página web. Sin embargo, la metodología no siempre suele ser la misma en comparación con el CLSI. “La diferencia con los europeos es que las metodologías no son siempre las mismas. Entonces para seguir la norma europea o el CLSI se debe seguir de implementar las metodologías de forma integral”, explica Zurita.

Los documentos como el CLSI o el EUCAST son muy importantes para interpretar con qué se debe tratar al paciente. “En el documento está cómo se debe hacer los controles de calidad, cómo se reportan los antibióticos y también cómo se debe hacer la cartilla anual que todas las instituciones deben hacer con respecto a sensibilidad y resistencia bacteriana”, agrega.

Resistencia antibacteriana en el Ecuador

El INSPI ha implementado un programa nacional de resistencia que se encarga de vigilar y monitorear los datos del control de calidad de cada hospital. Para Jeannete Zurita la vigilancia es un aspecto positivo puesto que se puede conocer de mejor manera cuáles son los patrones de sensibilidad y resistencia a nivel de los hospitales, dado que ahora es obligatorio para todos los hospitales llevar una cartilla anual sobre resistencias. Por otro lado, desde el punto de vista negativo, los datos sobre resistencia son realmente alarmantes. “Tenemos cepas multirresistentes, ahora mismo tenemos un Enterobacter cloacae que tiene dos carbepenemasa unidas, osea tiene BIN y KPC, es un paciente que tiene una meningitis. Otras bacterias como Raoultella planticola tienen otros mecanismos de resistencias que no se ha visto en el país”.

Melissa Reyes

Unidad de Investigación de Enfermedades Transmitidas por Alimentos y Resistencias a los Antimicrobianos (UNIETAR). Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia. Universidad Central del Ecuador.

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