Resistencia a los antimicrobianos y ciudades: ¿Cuál es el riesgo?

La resistencia a los antimicrobianos es uno de los retos más importantes que enfrenta la salud pública en este siglo. Las bacterias resistentes a los antibióticos cobrarán más vidas y costarán a los sistemas de salud más que el cáncer y diabetes juntos. A pesar de esto, es poco lo que sabemos sobre el riesgo al que estamos expuestos día a día en los espacios públicos y en nuestra propia casa. De hecho, estas bacterias ya se encuentran colonizando a muchos de nosotros.
¿En dónde están las bacterias resistentes?
Durante los últimos años investigadores de la PUCE, Zurita&Zurita laboratorios, UCE (UNIETAR), UDLA, UTN e Inmunolab han publicado la presencia de la bacteria E. coli multi-resistente (resistentes a varias familias de antimicrobianos) en la ciudad de Quito. La contaminación por este tipo de bacteria no solo ha alcanzado parques públicos, alimentos, granjas y productos cárnicos; sino que ya forman parte de las bacterias comensal (bacterias que se encuentran en el intestino de las personas) de los habitantes en las ciudades.
En nuestro último artículo, publicado en la revista Water and Health, reportamos la presencia de grandes cantidades de este tipo de bacteria en el río Machángara, principal río de Quito, el cuál es el destino final de la contaminación de la ciudad. Miles de billones de estas bacterias se trasladan diariamente por el río, contaminando el ambiente, los animales y a las personas a lo largo de su recorrido hacia el océano.
El escritor peruano José María Arguedas en su novela “Los ríos profundos” de 1958 notó que la profundidad de los ríos andinos los aparta de la mirada de sus habitantes. Estos ríos que pasan desapercibidos encajonándose en las quebradas, terminan convertidos en molestos desagües de las ciudades andinas.
En este punto, cabe destacar la importancia de realizar estudios locales y con una perspectiva andina. Debemos evitar la dependencia de los estudios realizados en otras realidades y explorar las posibilidades locales para mitigar los problemas que aquejan a nuestra ciudad.
Ríos urbanos tan contaminado por bacterias resistentes como las aguas residuales de los hospitales
El estudio dirigido por la Dra. Jeannete Zurita, reveló una cantidad inesperadamente alta de E. coli resistentes a antibióticos que se emplean como últimas líneas de defensa contra infecciones en los hospitales. Al salir de la ciudad, el Machángara lleva en sus aguas E. coli multi-resistente en concentraciones más altas que las registradas en las aguas residuales de hospitales en otros países. Adicionalmente, estimamos que el río evacúa de la ciudad más de un billón (1.000.000.000.000) de estas bacterias por segundo lo cual pone en riesgo la salud de personas y animales río abajo.
El círculo vicioso de las resistencias.
El uso excesivo de los antibióticos por parte de la industria alimentaria (se administra más antibióticos a animales sanos que a personas enfermas), así como la falta de conciencia sobre su uso adecuado en la comunidad (las personas se automedican y no toman las dosis completas) ha desencadenado la crisis de resistencia bacteriana que vivimos.
Las E. coli multi-resistentes generadas de esta manera son eliminadas en las heces animales y humanas, las cuales alcanzan los ríos, que en muchos casos son las fuentes de agua para el riego de nuestros vegetales. Posteriormente, estos alimentos contaminados se comercializan en la ciudad y son consumidos por sus habitantes. Al ingerir estos alimentos, damos entrada a bacterias que nos pueden causar infecciones difíciles de tratar.
El problema se agrava cuando una persona que lleva estas bacterias entra al hospital y recibe terapia con antibióticos de última línea (sólo disponibles dentro de los hospitales) y sus bacterias comensales desarrollan resistencia a estos fármacos. Además, en Quito el río Machángara se encuentra contaminado con productos químicos y otras bacterias, lo cual genera condiciones para que las bacterias adquieran más resistencias en sus aguas.
Pero esto no es todo, en la ciudad estas bacterias se transmiten entre personas, animales, alimentos preparados, en sitios públicos contaminados, etc. Así, se genera un ciclo complejo de transferencia de bacterias multi-resistentes dentro y fuera de la ciudad que alcanza a todos sus pobladores.

Consecuencias para la salud humana.
Las bacterias multi-resistentes preocupan a los investigadores y personal de salud. En estos momentos, en los hospitales de Quito hay un incremento de pacientes que acuden con infecciones difíciles de tratar que han sido adquiridas en el ambiente. Este incremento de infecciones se constata en los servicios de consulta externa y emergencias.
Estas bacterias multi-resistentes son oportunistas y son la causa de infección graves en la población vulnerable como niños, mujeres gestantes, ancianos, personas inmunocomprometidas o personas que hayan sufrido un accidente. Además, son una importante causa de infecciones de vías urinarias en adultos sanos.
Hay que mencionar que las personas que desarrollan una infección por E. coli multi-resistente pueden haber llevado esta bacteria consigo por mucho tiempo, e identificar la fuente de contaminación es una tarea compleja. Por este motivo, es difícil estimar el riesgo y el costo de la exposición a estas bacterias en un ambiente contaminado. Esta dificultad ha hecho que el los efectos sobre la salud de este tipo de contaminación se subestimen en nuestra sociedad.
¿Qué podemos hacer?
El problema de la contaminación por bacterias resistentes en la ciudad se encuentra muy extendido e involucra a todos los actores sociales. A nivel de la comunidad, es necesaria la concienciación de todos sobre el uso adecuado de los antimicrobianos. También se requiere reforzar las normas de higiene en la preparación de alimentos. Cuando las personas conozcan los peligros asociados a las bacterias resistentes en los alimentos, mejorarán la forma en la que preparan sus comidas.
Por otra parte, establecer un monitoreo de la resistencia en la ciudad nos ayudaría a conocer la magnitud del problema, identificar los puntos de mayor contaminación, estimar el costo del problema y tomar acciones efectivas para mitigarlo. Sorprende que, en las regulaciones de calidad de alimentos y ambiente, este tema pase desapercibido y sean iniciativas particulares las que saquen a la luz su importancia.
Cabe mencionar que varios países desarrollados han eliminado el uso de antibióticos en la producción de productos cárnicos. Sin embargo, en países en vías de desarrollo se siguen empleando volúmenes inmensos de antibióticos en la industria pecuaria, por lo que es necesario fomentar las iniciativas de producción libre de antibióticos.
¿Quiénes son los culpables?
Finalmente, hay que hacer hincapié en que el problema ha sido generado por los seres humanos. Nosotros somos los responsables de la selección de bacterias resistentes, nosotros hemos contaminado el ambiente, los animales y a nosotros mismos con este tipo de bacterias multi-resistentes. Por esto, la solución se encuentra en la forma en que retomemos el tema y corrijamos nuestros errores. Sería completamente reprobable cualquier medida que trate de desviar nuestra responsabilidad hacia las mascotas, fauna urbana, silvestre o a los animales de producción. Si bien la humanidad ha causado este problema, tenemos el conocimiento y herramientas para remediarlo.
David Ortega PhD (c)
Investigador de la epidemiología molecular de bacterias resistentes a los antibióticos.
UNIETAR
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